martes, diciembre 09, 2003

Desafío al tiempo
enésima y última parte

Los muros son azul verde, pero el color crema se adivina debajo. La alacena de madera astillada y mustia está intacta, de rojo. Adentro están un par de espuelas y un bote de pintura.
La cocina huele a encerrado, pero el olor a jazmines alcanza a filtrarse por la ventana, manchada de polvo, viento y olvido.
Las vigas del techo del comedor, ennegrecidas, soportan el peso del tiempo. Las bisagras del zaguán bostezan con indiferencia. El olor es inconfundible: Un poco a pacas de alfalfa y zacatón, un poco a golondrinas. Un poco a nostalgia, a madera vieja y a melancolía.
Al final del corredor está la puerta verde del cuarto misterioso, siempre cerrada con candado. La barda de adobe que daba al corral ya no existe. La palma que se levantaba orgullosa al centro del patio, junto al lavadero y su pila, siempre rebosante de agua fresca y un que otro dátil maduro, ya no está.
Detrás del lavadero el aroma a limón real, ahora seco, perfuma un rincón de la mente. Más allá el delicioso perfume de azahares de seis naranjos. Azahares en el viento y en el suelo del patio, casi siempre recién regado y barrido con escoba de palma. Es el silencio. El espejismo de un garage con techo y estructuras de lámina, en el que están estacionados varios autos.
La recámara es un fantasma aletargado. Ahí están los tres grandes baúles, en la misma esquina y con la misma incógnita.
La cama triste.
Las cortinas de terlenga rojo naranja, ya casi transparentes.
El sol de media tarde a través de las ventanas.
La sombra y el aroma de los pinos que se alzaban justo en la banqueta, a unos pasos del embarcadero.
Huele a tiempo. A mucho tiempo. A mucho vacío. Y de repente como que huele a café.

Fin.

leia_y2k@yahoo.com

viernes, diciembre 05, 2003

Hogar vacío

Año tras año, lluvia, viento y granizadas golpearon la casa, estoica y solitaria. El intenso sol, la falta de agua y una plaga acabaron con los naranjos.
El techo resistió y resistió, auxiliado por reparaciones esporádicas. Una vez casi se viene abajo. Las paredes del corredor se llenaron de dibujos y leyendas obscenas. Se borraron y se pintaron. Sirvió de almacén, de zacatera, de carnicería, de residencia temporal.
Los pinos se secaron. Los aserraron esperando que brotaran pero habían muerto. Un tiempo la visitaron cada año, por vacaciones y días festivos, pero las visitas se espaciaron hasta desaparecer.
Casi todas las construcciones a su alrededor se derrumbaron y se levantaron otras nuevas. Pasaron veinte años y sigue ahí, como esperando volver a llenarse de risas y sueños. De ambición y fuego. De rebeldía, espíritu y contradicciones. Como una mujer viuda y enferma soñando con dar a luz.

leia_y2k@yahoo.com
Continuará...

miércoles, diciembre 03, 2003

Inicia partida...

En aquél tiempo no había escuela secundaria, de modo que para continuar sus estudios el hijo mayor tuvo que partir a Hermosillo.
Rosa fue inscrita en el colegio de comercio para señoritas, del que sólo podía salir ciertos días para ver a su familia.
Un par de años después partió A, luego V. Al crecer G y M no había mucho que discutir. Aunque el rancho, los negocios y las reses estaban allá, los tres hermanos mayores y el resto de la familia materna estaban en Hermosillo. A instancias de A, que se había graduado de la escuela de comercio, decidieron mudarse a la capital.
Dijeron adiós en silencio, mirando -como para no olvidar- los cabellos revueltos de su niñez despidiéndolos desde el zaguán.
Su padre respiró hondo y apretando los labios, cerró el candado. El troque se alejó hasta perderse en una nube de polvo. Un extraño velo de casi tristeza los embargaba.

Ya casi...

lunes, diciembre 01, 2003

La casa de la calle ancha IV

El rosario

-¡Rosa! ¡Sal de ahí!
-La luz se extinguía... Sólo faltaban unas páginas... ¡Ya voy!

Sus ojos negros chispeaban mientras descifraba el enigma detrás de cada entrelínea, el acertijo en cada frase, la locura en cada verso.

-Están llamando al rosario.

El tono no admitía réplica. Rosa arrancó con cuidado y para siempre la última hoja del libro.

-Apenas es la primera, dijo apresurándose a buscar el rosario y separar los pétalos de un par de rosas para rociarlos de perfume.

-¿Has visto mi velo?
-No.
Abrevió una vez más su mirada antes de salir.

Todavía falta...
leia_y2k@yahoo.com

miércoles, noviembre 05, 2003

La casa de la calle ancha III

Las limas

Las limas estaban muy altas. Había que treparse al árbol o conseguir un carrizo con gancho para hacerlas caer. Pero valía la pena, grandes y jugosas como estaban. Se hacía agua la boca sólo de arrancar el primer pedazo de cáscara, llenando los dedos de yodo y la nariz de felicidad.
Una de las niñas y su mejor amiga estaban en una milpa, no muy lejos del pueblo.

-Las voy a llevar a la escuela.
-¡Pero está prohibido!
-No le hace. Tengo un plan.

Al oír el galope de un caballo que se acercaba las dos niñas casi volaron con la bolsa llena de limas, para sólo detenerse ante la cerca de alambre de púas que brincaron en un santiamén, desapareciendo sin más en el callejón cuajado de garambullos.

Continuará...
leia_y2k@yahoo.com

martes, noviembre 04, 2003

La casa de la calle ancha II

Vinieron dos niños más. Llantos, travesuras, moretones, risas, juegos. Tardes escuchando "Chucho el roto" y "El bandido del Huajuco" con la oreja pegada al radio en el corredor, donde poco a poco llegaban vecinos que se reunían en torno al aparato.
Las noches eran preámbulos de grandes aventuras, noches de fantasmas y relatos a la luz de una lámpara de petróleo -la luz eléctrica no llegaría sino hasta mucho tiempo después-. Los placeres eran simples: Esquite, miel de punto, melcoche, empanadas de calabaza y membrillo... El rosario diario y la misa los domingos una obligación a veces difícil de hacer cumplir a unos niños más interesados en las canicas, las encantadas y el pan y queso que en los misterios dolorosos.
Antes del alba eran los gallos y sus sonoros kikirikíes. A las 7:00 de la mañana las campanas de la iglesia acallaban el silencio para dar la hora. Siete sonoras campanadas. Era hora de levantarse, poner agua para el café y lavar el filtro. A esa hora olía a agua, jécota y jarilla -las milpas del ríp no estaban lejos-. El aroma de la leche recién ordeñada invadía la cocina mientras el agua hervida se filtraba en los granos de café. Ahí, con piruetas de humo, brotaba el tercer aroma. El favorito de todos.
Los relinchos y mugidos, el tropel de las reses eran el sonido mágico: Había regresado papá. De pronto el corral estaba lleno de vacas y la casa llena de gente. Colar café, calentar comida, relatar pormenores. Arriar un hato de ganado desde la sierra alta -Nácori, Bacadéhuachi- no era cualquier cosa.
Había lugar para todos en aquélla casa, tan mágica como sus habitantes. Los naranjos en flor, los dátiles maduros, los fragantes limoneros y el ondulante aroma de las tazas de café impregnaban el ambiente, de por si acariciado por la fresca brisa que llenaba el corredor.
El tiempo transcurría plácidamente entre aquéllos muros, cálidos y consoladores, como el seno de una madre. Los niños crecieron. El mayor cumplió 7 años, era hora de ir a la escuela.

Continuará...
leia_y2k@yahoo.com

jueves, octubre 16, 2003

So long...

De vuelta después de poco más de un mes de locuras, sin nada que decir... Inicia publicación de un cuento melancólico sobre una casa ubicada en Huásabas:

La casa de la calle ancha

"Hoy que los años pasaron
y en añoranzas me pierdo
volveré solo por verte
y mientras llega la muerte,
puedo vivir del recuerdo"


Nadie en la familia estaba de acuerdo pero su novia, la evasiva maestra del pueblo vecino, por fin había dado el sí, con la condición de quedarse en Huásabas, cerca de su familia.
Fue una boda bonita y una novia hermosa. El joven matrimonio se fue a vivir a una casa desocupada que les prestaron por un tiempo. Ahí nació el primogénito, un varón, al que después le seguiría una pequeña niña.
Habían transcurrido dos años cuando ocuparon la casa materna, temporalmente deshabitada. Allí nació otra pequeña.
La familia había crecido y había que buscar un lugar permanente. La suerte les sonrió justo entonces -en 1950-, cuando se puso en venta la casa de la familia V.
La casa ocupaba una posición privilegiada, en "la calle ancha", a unos pasos de la escuela, la iglesia y la plaza del pueblo.
La casa estaba deteriorada, pero habitable. Y empezó la remodelación. Cimientos, adobe, cal. Vigas, arena, carrizo. Piedra, yeso.
-Color crema, dijo ella, pensativa. Sus deseos eran órdenes.
Pronto quedó remozado el amplio y fresco corredor, con una banqueta quince centímetros más alta que el piso de grandes rombos de cemento pulido. Estaba frente al patio, en el que plantaron azahares, jazmines, alhelíes de colores, maravillas, limones, duraznos, naranjos y dátiles. Ver llover desde las mecedoras del corredor era una fiesta de los sentidos.
Tras el patio y dividido por una recia barda de adobe rematada con una puerta de madera estaba el corral, un terreno colindante adquirido un tiempo después.
El comedor era grande y acogedor, apenas dividido de la cocina por el olor a café recién hecho. La recámara se extendía serena al sur, iluminada por dos amplias ventanas de percal estampado. El recibidor se ubicaba justo en la esquina de la casa, comunicado con la calle y el zaguán.
Los muros de las paredes eran anchos y los techos recios, la casa era fuerte y resistente. La familia ya tenía un hogar.

Continuará...
leia_y2k@yahoo.com

viernes, septiembre 19, 2003

¿Cuánto es un "almud"?

La noche del 14 de septiembre estuvimos de visita en el rancho "EL ENCINO" -qué rico café- desvelando gente :)
La plática se hizo larga pero una cosa llamó mi atención, y es que comentaban sobre las medidas que se utilizan en los pueblos, el "almud", la "fanega", la "cuartilla" y sus equivalencias en kilos.
La verdad quedé más confundida que antes... ¿Cuántos litros caben en un "balde de doce"?
Otra cosa interesante, dos generaciones atrás no sólo había que ir a lavar la ropa al pozo del agua caliente sino que ¡había que fabricar su propio jabón! También la pintura que utilizaban para "blanquear" era casera. Y los pisos, todos de tierra excepto por unos cuantos afortunados. ¿Café instantáneo? Noooo! Había que tostarlo, molerlo y por supuesto hacerlo con filtro. Eso todavía se hace y la verdad es que sabe mucho mejor, sobre todo con leche recien ordeñada con espuma y acompañado por unas empanadas, ¿no?

Y el grito...
Las campanas de la Iglesia sonaron la noche del 15 de septiembre para festejar el aniversario de la Independencia. Esa misma noche fue el tradicional "grito" y el informe de labores en la plaza. Al día siguiente, el desfile, la toma de posesión del presidente municipal entrante y una comida en la plaza, adornada con banderines. Nada nuevo bajo el sol, excepto por unos preciosos nublados que se niegan a derramar la lluvia.

leia_y2k@yahoo.com

viernes, septiembre 12, 2003

Qué casualidad...

Según me cuenta mi abuela, era muy común en Huásabas prestarse el vestido de novia. Resulta que mi abuela paterna, después de usar el vestido, lo vendió a otra novia y así fue dando vueltas hasta que llegó a las manos de mi abuela materna. Osea, que mis dos abuelas se casaron con el mismo vestido. Y quien sabe que tantas vueltas más daría. ¿Quién se quedaría con él?

leia_y2k@yahoo.com

martes, septiembre 09, 2003

Vacas locas

Es una verdadera lata llevarlas al monte, es agotador, lleva todo el día, y al otro día por la mañana, ya están otra vez en donde mismo. Pero bueno, quien puede culpar a las vacas. ¿Por qué demonios no cierran las puertas?

[Mensaje patrocinado por mi Sr. Padre, al que las vacas -o la gente, que está más loca- ya lo están volviendo ídem]

miércoles, agosto 27, 2003

Llovio. Tres pulgadas. [Actualización] My mistake, fueron sólo 8 décimas de pulgada. ¡Te informaron mal, mamá!

viernes, agosto 22, 2003

Top 10: Lo mejor de las fiestas

1. La música (banda tres ríos)
2. El show de los carros 4x4 (y alucines) en el río (prácticamente seco)
3. El menudo de mi mamá (de-li-cio-so)
4. El rodeo
5. Las carreras de caballos
6. El pescado asado de mi tío (fue más la lata, pero estaba bueno :-)
7. El paseo por... este... no se cómo se llamaba el lugar
8. Mi nana dando lata con que quería el Pavido Navido
9. Mi hermano cantando "porque no fui mesera de un cabaret". Y no había tomado alcohol. Lo juro
10.La cara de mi primo cuando imitaba a las muchachas que le decían que no cuando las invitaba a bailar. (jajajaja) Y que lo acompletaran para la bailada. :-)

leia_y2k@yahoo.com

miércoles, agosto 20, 2003

Un huasabeño como cualquier otro

Como toda mi vida me levanté tempranito antes de que saliera el sol, me lavé las manos y ordeñé las vacas.
Más tarde llevé los animales a la milpita y fui por los caballos para ir a la otra milpa a las labores diarias (cortar alfalfa y regar).
Regresamos de la milpa como a las 12:00 del mediodía por el callejón, con suficiente zacate para los becerritos que se habían quedado en el corral de la casa.
Se me hizo un poco tarde porque en el camino me encontré a Manuel María Fimbres y a Tío Ferre, y después de platicar un largo rato regresé a mi casa.
Ahi me esperaban unas sabrosas enchiladas con mucho queso y cebolla verde. Después de comer tomé la acostumbrada siesta.
Nuevamente volví a la milpa en compañía de mis hijos a traer las vacas de ordeña. Al pardear la tarde me reuní con los esquineros en el "mentidero de que tía lita", ahí se comentaban los últimos acontecimientos, y cada uno platicábamos nuestras hazañas, y a cual más de mentirosos, como aquélla que contó Nando Fimbres, que viniendo de Moctezuma a Huásabas se le ponchó la llanta del carroy no traía extra, cortó una orqueta de encino y se la puso al carro y así llegó al pueblo sin problemas.
Después seguimos platicando de los animales que había en cada región, los más peligrosos, pues unos decían que en su rancho había tigres, otros jabalíes, otros leones.
Ahí se la reviró a Nando un amigo de Divisaderos, quien platicó que en su pueblo había un animal muy peligroso que se llamaba "tijabaleón", y que estaba cruzado de tigre, jabalí y león.
A las 9:00 de la noche se escuchó el toque de queda para los niños menores de edad, para que recalaran a sus casas y a esa hora nos retiramos a dormir.
Este fue un día como cualquier otro, en la vida de un huasabeño como cualquier otro.

Texto redactado a petición mía por mi abuelo Salomón, que no se llama Salomón sino Israel, pero ya ven como son los del registro civil

leia_y2k@yahoo.com

martes, agosto 19, 2003

¡18 cabrones!
Tuvo que pedir un carro prestado para ir a dejarlos a Moctezuma. Desde la caravana estaban amotinados en su casa para las fiestas del pueblo. Había fila para el baño, cola para comer, gente por toda la casa. Los dejó en la terminal y respiró, aliviado. Esta bien que vengan, pensó, pero... ¡18 cabrones! El año que viene no me encuentran aquí.

leia_y2k@yahoo.com

lunes, julio 28, 2003

Joy to the world...

Supongo que las fiestas patronales son todas iguales o al menos muy parecidas en los pueblos de Sonora e incluso de México y el mundo. En Huásabas es la caravana, la novena, la misa, puestos alrededor de la plaza, juegos mecánicos, algodones de azúcar, mangos con chile y bailes populares -en este lugar ha sido una tradición un grupo llamado "Ritmo Express", uno de cuyos integrantes es originario del pueblo y ha compuesto el "corrido de Huásabas"-.

Otras tradiciones son el desfile de embajadoras y la elección de la reina del pueblo, además de las carreras de caballos, el jaripeo, carnes asadas junto al río y las bandas de música tocando canciones alegres -El sauce yt la palma, el mariachi loco-, afuera de alguna casa o en la caja de algún pick-up.

Pero lo más importante es que las familias vuelven a estar unidas aunque sea por unos días, al llegar toda clase de autos particulares y camiones repletos de hijos, nietos, primas, tíos, tías, abuelos y sobrinos procedentes de otros puntos del Estado, el País y E.U.

Y todavía más importante es la posibilidad de olvidar, al menos por tres días, todos los problemas de la rutina diaria para entregarse a celebrar a la virgen, sí, ese es el pretexto, pero también a la vida, mientras se pueda abandonarse bailando hasta el amanecer, festejando, comiendo, bebiendo, siendo felices y sintiendo, si acaso, una corazonada tribal de inmortalidad.

Las fiestas patronales de Huásabas inician el próximo 15 de agosto.

jueves, julio 24, 2003

Frijoles con queso

Me gusta la comida gourmet. Adoro la comida rápida. Soy ex-esclava de la comida chatarra. Pero a veces simplemente me hace falta un buen plato de frijoles con queso. Queso blanco, fresco, regional. Con tortillas de harina "gorditas" ¡ay! recién hechas y una tazota de café colado con leche y dos o tres cucharadas de azúcar. Una total y absoluta delicia imposible de simular con frijoles la rancherita calentados en microondas, tortillinas tia rosa y nescafé diplomat instantáneo con nutrasweet.

Huásabas, ¡te extrañoooo!

martes, julio 22, 2003

¿Lugar de tierras enyerbadas?

Como no tengo nada interesante que postear, ni ninguna noticia, ni nada, los aburriré con lecciones de historia. A saber:

Huásabas fue fundado en 1645 por el misionero Marcos del Río, con el nombre de "San Francisco de Huásaca", juntando así las rancherías ópatas de los alrededores.
Fue cabecera de misión en la evangelización formado por la tribu Eudeve, rama de la ópata que se caracterizó por su docilidad y trabajo.
En lengua ópata Huásaca tiene dos significados: Lugar de tierras enyerbadas, lugar de tierras llenas de basura que arrastra el río, de huat, tierra de siembra y saca, yerba, basura.
Hacia fines del siglo XIX tuvo la categoría de municipio, adscrito al distrito de Moctezuma. Fue incorporado al municipio de Cumpas mediante Ley Núm. 68 del 26 de diciembre de 1930 y rehabilitación por Ley Núm. 64, del 12 de abril de 1962.

¿Tienes algo que decir? Escríbeme a leia_y2k@yahoo.com

martes, julio 15, 2003

¿Abstencionismo? ¡Ja!

La más alta votación en Sonora, que de hecho fue uno de los estados con mayor participación de México, se alcanzó en el distrito VIII Arizpe, que abarca las municipalidades de Aconchi, Bacoachi, Banámichi, Baviácora, Cucurpe, Huépac y San Felipe de Jesús, con un 83.1% de votantes.
El segundo mejor distrito con afluencia de votantes fue el IX Moctezuma, con un 78.9%.
Este distrito de la sierra sonorense abarca también los municipios de Bacadéhuachi, Bacerac, Bavispe, Cumpas, Divisaderos, Granados, Huachinera, Huásabas, Nácori Chico, Tepache y Villa Hidalgo.

Para que aprendan :-)

lunes, julio 14, 2003

Arde la sierra

Cuatro incendios hay en las sierras de Sonora, mismos que combate la Conafor con el apoyo del ejército. El que más preocupa es el que se localiza cerca de Bacadéhuachi y Nácori Chico, en un área de pinos, pues ya lo tenían controlado pero los vientos lo reactivaron.

sábado, julio 12, 2003

Alabado sea Tláloc

No llueve, no llueve... No quiere llover :-(
No nos va a quedar más remedio que salir a bailar la danza de la lluvia.
Me pregunto si ya saldría alguna procesión????
Como dice mi abuela Ramona, al que no habla dios no lo oye.

leia_y2k@yahoo.com

miércoles, julio 09, 2003

Sólo esperen a que compre mi cámara digital :P .... ¡Y me devuelvan mi escáner!

El siguiente artículo, de autoría de Rodolfo Rascón, fue publicado en el suplemento dominical "Perfiles".

Bueno, faltó "El manantial", ¿no, papá? Y ¿El agua Zarca?

Agüitas de “nuestros” ranchos (I)

Tenemos también incontables “goteaderos”, o “lloraderos”, ciénegas y baceranos, a la vez que centenares de “agüitas”, en cada pueblo, que los broncos y las broncas llamamos aguajes

Estado libre y soberano el nuestro (¡je, je, je!) dueño es de un buen trozo de mar rebozando de aguas claras y frescas, pero más saladas que la bragueta de un pescador.

Tenemos también, dijo la mosca, ocho ríos semi muertos, diez presas casi secas y cientos de represos en iguales o peores condiciones.
Tenemos también incontables “goteaderos”, o “lloraderos”, ciénegas y baceranos, a la vez que centenares de “agüitas”, en cada pueblo, que los broncos y las broncas llamamos aguajes.
Y existen, por lo mismo, miles de puntos geográficos cuyos nombres se relacionan con el agua, entre los cuales figuran poblados y haciendas, potreros, arroyos y milpas, sobre todo muchos ranchos.
*****
Utilizando el orden del ABC y aprovechando al máximo el poco espacio que disponemos, citaremos aquí algunos de estos nombres escogidos al azar:
“L’Agua azul”, para empezar, es un rancho de Álamos; “L’Agua alta”, es un rancho de Nácori Chico y “L’Agua blanca”, es una comunidad de Álamos y otra de Yécora.
“Agua blanca”, es también el nombre de varios ranchos localizados en Agua Prieta, Opodepe, Hermosillo, Nácori Chico, Nogales, Soyopa, Tesopaco y Ures.
“L’Agua de la vida”, es un rancho de Yécora y “L’Agua buena”, es un rancho del municipio de Cumpas.
*****
Y hablando de ranchos que llevan el nombre de “L’Agua Caliente”, hay pueblos que tienen uno, dos, o más, como Aconchi, Arivechi, Babispe, Bacadéhuachi, Bacuachi, El Quidiego, Guaymas, Huachinera, Huásabas, Ímuris, Nácori Chico, Nogales y Tesopaco.
“L’Agua Caliente de Antelo”, es una congregación alamense y “L’Agua Caliente de Taraicitos”, es un rancho de Huachinera.
Otra cantidad de ranchos llevan también el nombre de “Agua Fría”, igual que se llaman unas haciendas de Álamos, Rayón y Trachineras. Y ranchos “Agua Fría” se localiza, al menos uno, en los pueblos de Álamos, Guaymas, Mazatán, Moctezuma, Sahuaripa y Santa Cruz.

miércoles, julio 02, 2003

sábado, junio 28, 2003

Hacer espacio para escribir 15 minutos diarios es más difícil de lo que pensaba...

miércoles, junio 25, 2003

¿Vamos a las pitahayas?
No me gustan las pitahayas, pero debo admitir que a la mayor parte de mi familia le parecen deliciosas. Lo que sí es que el acto de "ir a las pitahayas" es todo un ritual. Las armas son un balde de aluminio y un "chibiri" -un carrizo con punta-. Con este carrizo y esta punta se alcanzan las pitahayas, y para eso se requiere destreza. Hay que desprenderla con cuidado y precisión. Las hay de todos los tamaños y los colores varían también. De verdes rosáceos a tonalidades verde-marrón. Una vez caen empieza el trabajo difícil, pues hay que despojarlas de las espinas. ¡Ah como duelen esas espinas! La técnica es, con sumo cuidado sostener la pitahaya de su lado menos espinoso, mientras con algún objeto -navaja, cuchara- se van retirando las espinas. Una vez limpia va directo al balde. Algunas están semiabiertas, dejando ver la pulpa rojiza sembrada de semillitas de color negro. A las más grandes, que son una especie de trofeo, se les llama "cibulonas" y se guardan especialmente. Creo que las pitahayas ya no sirven o se caen después de las primeras lluvias. El siguiente paso del ritual es sentarse a la mesa a disfrutarlas. Ya después se podrá hacer, a través de un proceso bastante laborioso, cajeta de pitahaya, pero eso ya es otra historia...



martes, junio 24, 2003

Leí por ahí que si uno escribiera 15 minutos todos los días, al final del año tendría un libro. Y por eso empecé este blog -no por el libro, sino como experimento o hasta reto-. Escribir no es el problema, el problema es sobre qué escribir, aunque tengo el presentimiento de que una vez que empiezas nunca puedes terminar.
Y mi tema principal va a ser este pueblo, donde viví la mayoría de mis años escolares. Difícil, porque hace un poco más de 10 años que no vivo allá, pero fácil porque puedo sacar los recuerdos de mi cabeza, y si no, sólo tengo que platicar con mis dos abuelas, que siempre están dispuestas a regalarme una memoria, o dos, y hasta más si tengo paciencia y me quedo quieta.
Hay muchas cosas que averiguar, muchas personas con quien hablar, y estoy segura de que siempre habrá algo interesante que contar. Mi correo es leia_y2k@yahoo.com y a partir de hoy, haré lo posible para, como ya dije, escribir 15 minutos diarios sobre Huásabas, el de antes y el de ahora, en toda su simpleza y complejidad.
A veces me parece oír que está hirviendo el agua, en esas calentaderas que parecen sirena de la cruz roja... Se me antoja un café.

jueves, junio 12, 2003

Otra cosa de la que no me acordaba: Las matas de laureles en las banquetas. ¿Eran laureles? Aquéllas matas con flores color rosa fuerte? Y las rosas de la iglesia!!!!!

martes, junio 10, 2003

El recuerdo más viejo del pueblo... mmm las calles sin pavimentar. ¿Cuándo fue que pavimentaron las calles?