miércoles, diciembre 03, 2003

Inicia partida...

En aquél tiempo no había escuela secundaria, de modo que para continuar sus estudios el hijo mayor tuvo que partir a Hermosillo.
Rosa fue inscrita en el colegio de comercio para señoritas, del que sólo podía salir ciertos días para ver a su familia.
Un par de años después partió A, luego V. Al crecer G y M no había mucho que discutir. Aunque el rancho, los negocios y las reses estaban allá, los tres hermanos mayores y el resto de la familia materna estaban en Hermosillo. A instancias de A, que se había graduado de la escuela de comercio, decidieron mudarse a la capital.
Dijeron adiós en silencio, mirando -como para no olvidar- los cabellos revueltos de su niñez despidiéndolos desde el zaguán.
Su padre respiró hondo y apretando los labios, cerró el candado. El troque se alejó hasta perderse en una nube de polvo. Un extraño velo de casi tristeza los embargaba.

Ya casi...

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