jueves, septiembre 09, 2004

Ewww!

Y bueno. Hoy no tenía tiempo ni para pensar en comer. Pero mi abuela me llama a mediodía. Tienes que comer. Hice caldo de pollo. Um. Ok. Voy para allá. Adiós prioridades, que rico comer comida de verdad. Tengo que aprender a hacerlo igual que ella.
Y va la conversación, durante la cual por cierto perdí el sentido del tiempo. No se como comenzó, pero seguro fui yo, que he andado demasiado nostálgica estos días. Pero vamos, quien se pone nostálgica por estas cosas. Además, el caldo de pollo...
Como sea, recordábamos como en alguna época en que mi H. padre se dedicaba a matar vacas para vender la carne... Sí, ya se... El punto era cómo se aprovechaba todo, y cómo se apartaban ciertas cosas para ciertas personas.
El lomo de cabrería, el costillal, el no-se-qué para tía fulana, para doña sutana, etc... Luego, los "que ayudaban", se ponían a asar carne. Había uno en particular que siempre quería "la alita del costillal".
Anyway, yo era la encargada de cobrar, así que permanecía alejada de los cuchillos y cerca del dinero... Ah! Los cuchillos! Geniales... Me gustaba el sonido que hacían en la piedra de afilar.
La cabeza, el cuero, todo se vendía.
La grasa, que era muchísima, tenía que picarse para hacer los "chicharrones" y (EEEEWWW!!!) mamá hacía "morcilla" con la sangre, que, atención, tiene un método especial para recogerse cuando se mata la vaca (no necesitaban saber eso verdad? jajaja).
¡Ah! Recuerdo que afuera de la casa en que "mataban" había que poner una banderita roja, para avisar que "había carne"... Anyway... Es curioso como en casa de mi abuela siempre pierdo el sentido del tiempo. Ya había pasado más de media hora y yo tenía que salir corriendo otra vez...

leia.y2k@gmail.com

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