jueves, junio 12, 2008

El cumari

Planeo pasar la noche del día del padre en el Cumari, y acampar bajo el cielo estrellado exactamente donde tanto tiempo pasaba mi padre. Tal vez venga a visitarme en sueños. Haré café arriero, atizaré una pequeña fogata, escucharé a los coyotes aullar a lo lejos, cerraré los ojos muy fuerte y pensaré en él. Así como le gustaba. El aire fresquecito. La noche. Las estrellas. La naturaleza. Voy a festejar que Dios me dio un padre como él. Su espìritu vive en mi. Él está aquí conmigo. Y aunque ya no puede tomarme de la mano físicamente para guiarme por los encrespados senderos de la sierra, si puede susurrarme con el viento que lo mejor de la vida está ahí, junto a una fogata, bajo las estrellas, viendo como el viento ondea las ramas de los mezquites y tomándome una taza de café en el Cumari. Me dijo que cosas como esa eran la felicidad. Lo bonito de la vida. Pues yo voy a disfrutarlo. A tu salud, papá.

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