domingo, mayo 21, 2006

Rumbo al Río

¿Pueden respirar el silencio? Regularmente sólo se escucha el ligero murmullo de las hojas que mece una brisa ocasional, el trino de algún pajarillo, el cántico apagado de una cigarra, el mugido lejano de una vaca. Huele a sol de verano. Si uno escucha bien, puede sentir los latidos del propio corazón.
El alma respira, y la madeja de pensamientos se disuelve en una silenciosa vereda que, siempre que sigamos avanzando, eventualmente nos llevará a los sauces, a los álamos, al murmullo del río que, como un encantador de serpientes, siempre termina por seducir, atrapar y llevarle a bordo de una hoja seca, flotando, a merced de la corriente, más allá. Mucho más allá. A quién sabe que aguas desconocidas.

Foto cortesía de A.C.

martes, mayo 09, 2006

Sigh

El desierto es bellísimo. Los días son azules. Las noches son claros de luna, o capullos cuajados de estrellas, a cuyo recuerdo acudo cada vez que, como hoy, se me hace un nudo en la garganta.

Dos lágrimas resbalan, y nada parece consolar mi corazón.